Un centenar de pescadores japoneses mataron 122 ballenas preñadas durante la última expedición anual en la Antártica, que los defensores de los animales califican de “macabra e inútil”.
Durante la campaña, que terminó a fines de marzo, los nipones capturaron 330 ballenas, de las cuales 122 estaban preñadas y decenas de otras eran jóvenes ejemplares, según un informe entregado a las autoridades por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en abril.
La organización de protección de animales, Humane Society International, consideró que esas cifras eran “chocantes” y “un triste testimonio de la crueldad de la caza de ballenas japonesa”.